El café: un aliado para mejorar nuestra calidad de vida y combatir los efectos negativos del envejecimiento

Pese a que tiene su origen en Etiopía, el café cuenta con infinidad de adeptos en todo el planeta. Entre la segunda mitad de 2021 y la primera de 2022 se consumieron a nivel mundial aproximadamente 170,5 millones de sacos de 60 kilos, según la Organización Internacional del Café (OIC). Y es que hay quien no puede empezar el día sin una taza de esta bebida sobre la que existe cierta controversia, aunque a medida que avanzan las investigaciones parece que sus beneficios son mayores que sus perjuicios.

El principal compuesto del café es la cafeína, una sustancia psicoactiva adictiva que tiene importantes efectos sobre nuestro sistema nervioso y de la que, por tanto, no conviene abusar. "Se estima que el máximo que puede consumir un adulto medio es en torno a 550 miligramos al día", explica el doctor Fernando Fernández Bueno del canal de YouTube de Medicina Clara. Una taza de café de un tamaño normal suele tener entre 60 y 130 miligramos de cafeína, por lo que se pueden tomar cada día entre tres y cinco tazas.

El café se caracteriza por su amargo sabor y de ahí que existan diversas fórmulas para hacerlo más agradable al paladar. La más común es tomarlo con azúcar, lo cual no solo cambia su gusto, sino que resulta menos saludable. "El principal, y casi más importante, beneficio de tomar café sin azúcar reside en eliminar los riesgos de contraer enfermedades como la diabetes, el cáncer o la obesidad", explican desde la marca Cafés Lúa. Además, el consumo excesivo de este edulcorante puede afectar a la salud bucodental o al desarrollo de la hipertensión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 25 gramos de azúcar al día.

El café es mucho más que cafeína. Cuenta con vitaminas del grupo B, minerales como el potasio o el magnesio o compuestos como el ácido clorogénico, el ácido ferúlico o los lignanos. Esta combinación de sustancias provoca que esta bebida tenga multitud de beneficios para la salud. El farmacéutico Sento Segarra enumera algunos de los más importantes:

- Reduce el riesgo de padecer demencia, alzhéimer y parkinson: el café ayuda a prevenir la oxidación de las neuronas.

- Disminuye las posibilidades de padecer cálculos biliarios: los fitonutrientes del café estimulan la producción de bilis y la contracción de la vesícula, mejorando su funcionamiento.

- Reduce el riesgo de tener cálculos renales: mejora la salud del riñón y del sistema urinario.

- Cuenta con efecto antiinflamatorio: resulta beneficioso para enfermedades como la artritis o la tendinitis.

- Previene del síndrome metabólico: es un conjunto de afecciones como la acumulación de grasa abdominal, resistencia a la insulina o presión arterial alta que pueden causar enfermedades cardiovasculares.

- Es hepatoprotector: previene de padecer hígado graso y cerrosis hepática.

- Disminuye el riesgo de muerte: un estudio del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (ISABIAL) concluyó que el consumo moderado de café con cafeína se asocia con la disminución de la mortalidad por cualquier causa.

Además de disminuir el riesgo de muerte, un estudio realizado por el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (IMDEA) y publicado en la revista Nature Communications concluyó que el café mejora la calidad de vida durante el envejecimiento. Esto es gracias al harmol, un compuesto de la familia de las betacarbolinas presente en esta bebida y en otros alimentos como la carne, el pescado o los cereales.

La investigación demostró que el harmol perfecciona la función del músculo esquelético y de parámetros metabólicos asociados con la calidad de vida durante el envejecimiento. Mejora la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina y reduce la fragilidad, la cual incide en las actividades de la vida diaria y disminuye la autonomía de quienes la padecen, lo que se traduce en un mayor riesgo de discapacidad, hospitalización y muerte. Por tanto, consumiendo café se vive más y mejor.

Borja Bandera, médico especialista en endocrinología y nutrición, explica que cada persona tiene una sensibilidad distinta a la cafeína que viene determinada genéticamente. Por eso no a todo el mundo le afecta igual. No obstante, en caso de pasarnos con el café, podemos sufrir ansiedad, taquicardias, temblores, sudoración o incapacidad para concentrarse. "Por lo tanto, vigila la dosis y evita estos síntomas", recomienda.

Cuando no se sobrepasa la dosis máxima, la cafeína actúa sobre el cerebro reduciendo la necesidad del sueño, mejorando el nivel de alerta, aumentando la capacidad de reacción o desarrollando la capacidad de trabajo. Las personas que beben mucho café pueden desarrollar una tolerancia a este y no verse favorecidas por estos beneficios, pero sí por otros que tiene el consumo crónico a los que ya hicimos referencia, como la reducción del riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas, hepáticas o de cáncer.